16 días después de que se promulgó el aumento salarial retroactivo en todo el territorio del Estado Plurinacional de Bolivia, las protestas, las huelgas de hambre, las movilizaciones y toda la actividad que altera el orden público exigiendo sus necesidades básicas no disminuyen... o eso es lo que nos muestra la tele.
Por el momento tenemos una Central Obrera Boliviana dividida, como si fuera novedad la división en esta institución sindical, maestros divididos, y pese a todo el Gobierno central no puede frenar esto. De un lado, todos los trabajadores y los que dicen ser trabajadores le piden al Gobierno un incremento no menor al 12%; los empresarios privados de todas las regiones y los climas del país exigen que ese monto sea menor al 5%; Los Policías reclaman, en voz bajita, pero reclaman, algo más que la miseria del 3%; La oposición asambleísta reclama gritando a los cuatro vientos que lo que hace el gobierno es muy "neoliberal", de paso insultándose a ellos mismos; ¿y los prefectos? ¿Rubén Costas que gritaba a voz de cuello que él era un "león" que lo despertaron para que lo vean rugir? ¿dónde está?
Debido a soberbia, como dicen los diarios, totalitarismo, dicen las radios, o autoritarismo, dicen los canales de Tv, la gente del gobierno de gobiernos no cede; no es porque no quiere ceder, dicen, es porque quiere joder.
Luego de 16 días entre la confusión y la desazón, los sindicatos ya no saben lo que hacen. La exigencia es un aumento mayor al dado y lo peor de todo es la exigencia del gobierno que dijo ser de los sindicatos y los movimientos sociales. Esperemos que esta historia acabe en la gloria como en el pasado.
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Hace 15 años
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