La fiesta del olvido

Llegó el fútbol, y la pasión de millones que ven como un balón en las redes pueda despertar tantas emociones en tantas personas. El Mundial de fútbol ya llegó hace 9 días a África y dio una alegría postergada constantemente a un pueblo que tiene a la injusticia como un escarmiento intocable.

Pero ahora que hay tanto fútbol, los medios de (des)información también son parte de la fiesta, ya que gracias a aquellas grandes factorías de noticias y opiniones puede llegar hasta el más ínfimo rincón del mundo para verlo, escucharlo o leerlo uno de los tantos vibrantes partidos que nos cautiva.

Ahora bien, mientras esta gran fiesta se está gestando, hay 15 mil barriles de petróleo que se derraman toditos los días en el Golfo de México y nadie (ahora) dice nada. Hay más de 200 mil damnificados haitianos que no le han hecho una casita alguna para que se puedan refugiar de uno de los terribles huracanes que se avecinan en los próximos meses; se siguen matando impúnemente en el Oriente Medio, Gaza, México, Colombia y no se ve ni una noticia de que pase eso, o se ve sólo de paso, eso sí, a Venezuela y Cuba no le pierden la pisada.

Por un mes completo el mundo se vuelve una maravilla gracias a fútbol, a nadie le interesa si se mueren por enfermedades o por decir que lo que se hace no es lo correcto, y es que este mundial fue la perfecta excusa para que la impunidad se regocije y la justicia tenga los ojos bien vendados.

Pero no pasa nada, el fútbol solucionó de todos los problemas al mundo. Obama, Sarkozy, Cameron y hasta la Reina Isabel II agradecen que los medios a su servicio se hayan olvidado de que hay un mundo detrás de este Mundial.