En la oscuridad del olvido

Hace exactamente un mes, los medios de toda Europa, principalmente, llenaron los ojos y los oidos de todo el acontecer sobre los asentamientos saharauis que existen en Marruecos y como impúnemente el xenófobo rey de Marruecos, Mohammed IV, además de no aceptar la independencia del pueblo saharaui, no acepta que vivan en el territorio usurpado por Marruecos.

La Unión Europea, Amnistía Internacional, Human Right Watch, La comisión Europea de Derechos Humanos, la ONU y qué se yo otra organización de derechos humanos gritaron a los cuatro vientos que el abuso de Marruecos en lo que se refiere a persecución, hostigación y encarcelamiento de todo aquel que les parezca agitador es verdaderamente despreciable.

Hace un mes sucedió estos acontecimientos y ahora ningún emporio noticiero dice algo, nada, nadita. Como si de golpe hayan desaparecido para nosotros. Su libertad no está, su independencia, menos, Marruecos sigue teniendo tomado el estado saharaui, que, a diferencia de los marroquíes, los saharauis aborrecen la idea estúpida de tener un rey y prefieren una democracia, un gobernante que lo elija el pueblo y no Alá.

Otro caso similar es el protagonismo que tuvo Somalía hace unos años y ahora nadie se acuerda de que existe ese país, al igual que Sudán y la región de Darfur, donde se matan por temas religiosos, pese a que son musulmanes tanto los asesinos, como las víctimas